
Estás dejando plata sobre la mesa: lo que bares y restaurantes aún no entienden del negocio sin alcohol
Mauricio ValderasLa tendencia de las bebidas sin alcohol está ganando terreno a nivel global y en Latinoamérica, presentando una oportunidad significativa para el sector HoReCa (hoteles, restaurantes y cafés). Consumidores más saludables y conscientes –desde embarazadas hasta la Generación Z– buscan alternativas sin alcohol, impulsando un mercado en rápido crecimiento. Tan solo en 2023, las ventas de cervezas, vinos y licores sin alcohol crecieron un 35% interanual, superando los 565 millones de dólares en EE. UU. . En Latinoamérica, un 18% de los consumidores ha aumentado su consumo de bebidas alternativas sin alcohol recientemente . Para los operadores, incorporar estas opciones no es solo una respuesta a una moda pasajera, sino una decisión estratégica que puede traducirse en mayores ingresos. A continuación, exploramos cuatro pilares clave –Nuevos clientes, Rotación, Ticket medio y Posicionamiento– que explican cuánto dinero adicional puede generar un bar o restaurante al sumar bebidas sin alcohol a su oferta.
1. Nuevos clientes: atraer segmentos emergentes
Ofrecer un menú de bebidas sin alcohol permite captar segmentos de clientes que tradicionalmente quedaban al margen de la vida nocturna o gastronómica por falta de opciones adecuadas. Generación Z es un claro ejemplo: este grupo joven está bebiendo mucho menos alcohol que sus predecesores. Un estudio global encontró que la Gen Z consume 20% menos alcohol per cápita que lo que bebían los millennials a su edad , y un 64% de ellos planea beber menos en su vida adulta que generaciones mayores . En España, más de la mitad (53,6%) de los jóvenes de 18 a 30 años afirman haber reducido su consumo de alcohol . Además, casi 2 de cada 3 jóvenes encuestados dicen preferir una salida o cita sin alcohol en lugar de una con alcohol , reflejando un cambio cultural profundo. Esta nueva generación valora opciones más saludables y creativas, y considera las bebidas sin alcohol como alternativas igualmente deseables –no simples sustitutos– por las que están dispuestos a pagar un precio premium .
Otros grupos de nuevos clientes también se ven directamente beneficiados. Personas embarazadas, deportistas en entrenamiento, conductores designados o simplemente quienes eligen no beber por salud, religión u otras razones, normalmente se quedaban con agua o refrescos básicos en una salida nocturna. Con un menú de mocktails (cócteles vírgenes), cervezas 0,0% o kombuchas artesanales, estos clientes se sienten bienvenidos y con opciones atractivas. De hecho, una parte importante del público elegiría estas alternativas si estuvieran disponibles: 39% de los adultos afirma que ordenaría versiones sin alcohol de bebidas alcohólicas populares si el local las ofrece . Esto indica un mercado latente que un bar puede capitalizar simplemente dando la opción. No es de extrañar que los restaurantes estén tomando nota: más de un tercio de los operadores planea agregar mocktails en el corto plazo , reconociendo que ignorar a quienes no beben alcohol significa dejar dinero sobre la mesa. Muchos comensales se abstienen por motivos de salud o por tener que conducir ; al brindarles alternativas de calidad, el negocio convierte visitantes ocasionales en nuevos clientes frecuentes.
2. Rotación y frecuencia de consumo: más ventas en todo momento
Incorporar bebidas sin alcohol aumenta la rotación de ventas al habilitar su consumo en horarios y ocasiones donde las bebidas alcohólicas no encajan. A diferencia de un cóctel con alcohol –que típicamente se reserva para la noche o fines de semana– una limonada gourmet, un latte frío infusionado o un mocktail sofisticado pueden disfrutarse a cualquier hora del día. En Latinoamérica, se observa que los consumidores toman bebidas no alcohólicas de forma uniforme a lo largo del día, mientras que reservan las alcohólicas sobre todo para la noche . Esto significa que un restaurante o bar con oferta sin alcohol puede extender su franja horaria rentable a almuerzos, tardes e incluso mañanas, en las que típicamente la venta de alcohol es baja o nula. Por ejemplo, la clientela de un almuerzo de negocios o unos brunch de domingo agradecerá opciones de bebidas elaboradas pero sin alcohol, lo que se traduce en ingresos adicionales en momentos antes desaprovechados.
La frecuencia de visita también tiende a aumentar. Dado que las bebidas cero-proof no provocan intoxicación ni resaca, los clientes pueden permitirse consumirlas varios días a la semana e incluso pedir más rondas en una misma visita sin preocuparse por excederse. Un café-bar que ofrezca kombucha, batidos proteicos o cervezas sin alcohol puede fidelizar a deportistas después de entrenar o a grupos de amigos entre semana, algo impensable si solo hubiera cerveza tradicional. Estudios de mercado indican que este fenómeno se consolida: en EE. UU., las ventas de cervezas sin alcohol han crecido más del 100% entre 2021 y 2024 , y aunque enero (con iniciativas de “Dry January”) sigue siendo el pico de consumo, la tendencia de crecimiento se mantiene todo el año . En otras palabras, la gente está integrando las opciones sin alcohol a su estilo de vida cotidiano, no solo como reto temporal. Para los bares, esto se traduce en más oportunidades de venta constantes. Algunos locales reportan que al tener mocktails en carta los clientes extienden su tiempo en mesa y realizan más pedidos adicionales, al no haber la presión de “ya bebí suficiente” . Más tiempo consumiendo equivale a mayor volumen de ventas por mesa antes de la rotación de clientes. Así, las bebidas sin alcohol impulsan tanto la frecuencia de visita (clientes que ahora vienen incluso en días laborales o en plan diurno) como la profundidad de consumo (más ítems por cliente), incrementando la facturación global.
3. Ticket medio: incremento del gasto por cliente
Cada comensal que opta por una bebida sin alcohol elaborada en lugar de agua o un refresco estándar está elevando inmediatamente el ticket promedio de su cuenta. Tradicionalmente, uno de los problemas al atender a clientes que no beben alcohol era que su gasto en bebidas tendía a ser mínimo –por ejemplo, conformándose con agua gratis o una gaseosa económica–. Ahora, con alternativas atractivas, ese cliente puede gastar casi lo mismo que uno que consume alcohol. Una investigación de mercado reciente reveló que el consumidor promedio gasta alrededor de 30 USD en alcohol cuando sale a cenar . Si ese cliente decide no beber alcohol pero el restaurante no le ofrece nada más interesante que una soda, esos potenciales $30 de ingreso se pierden. En cambio, si el local le propone un cóctel sin alcohol creativo, un jugo prensado o una “cerveza” artesanal sin alcohol, es probable que parte de ese dinero se recupere con una venta incremental. De hecho, ignorar el mercado no alcohólico representa ingresos perdidos que pueden recuperarse ofreciendo opciones innovadoras .
Las cifras respaldan este aumento en el ticket medio. En locales que implementaron un menú robusto de bebidas sin alcohol, se observó un alza de hasta 20% en las ventas totales de bebidas . Esto se debe a que los clientes que normalmente no hubieran pedido nada más que agua ahora contribuyen con una venta adicional. Incluso grupos donde solo uno o dos miembros están evitando el alcohol terminan con una cuenta más abultada si esas personas piden una alternativa de calidad. Algunos restaurantes han cuantificado el impacto: aquellos con facturación en torno a 2 millones de dólares anuales lograron en promedio 95.000 USD adicionales al expandir su menú de bebidas sin alcohol . Eso equivale aproximadamente a un 5% más de ingresos totales solo por este concepto. En términos de rentabilidad, la ventaja es doble: las bebidas sin alcohol bien diseñadas suelen tener márgenes mayores que sus equivalentes con alcohol. Por ejemplo, un mocktail artesanal vendido a ~9 USD puede superar en margen bruto a un cóctel tradicional de 14 USD , dado que los insumos (jugos, siropes, frutas) son más económicos que licores premium. Así, no solo sube el ticket promedio por cliente, sino que esos dólares extra aportan una ganancia proporcionalmente mayor. Cabe destacar que las bebidas representan cerca del 80% de las ganancias brutas de muchos restaurantes gracias a su bajo costo variable, y las opciones sin alcohol potencian aún más esta dinámica al añadir ventas de alto margen donde antes no las había. En resumen, cada bebida sin alcohol que reemplaza a un vaso de agua en la mesa está engrosando la cuenta promedio y la utilidad del negocio.
4. Posicionamiento y fidelización: un valor estratégico intangibile
Más allá de las ventas inmediatas, integrar opciones sin alcohol fortalece el posicionamiento de la marca y la relación con los clientes. Demuestra que el establecimiento escucha las cambiantes preferencias del público y se adapta para incluir a todos. En un sector tan competitivo, diferenciarse como un bar o restaurante inclusivo –donde tanto quien toma como quien no toma alcohol se sienten a gusto– agrega valor a la propuesta. Los consumidores jóvenes especialmente valoran esta sensibilidad: casi 90% de los millennials y Gen Z piensan que la sociedad debería normalizar las “citas secas” (salir sin beber) , reflejando que la disponibilidad de opciones sin alcohol ya no es un capricho, sino parte de una experiencia moderna esperada. Un cliente que por la razón que sea decide no beber en cierto día apreciará que su bar favorito tenga algo interesante que ofrecerle; esto fideliza al cliente, que no sentirá necesidad de cambiar de local para ajustarse a su estilo de vida. De hecho, establecimientos que han ampliado sus menús reportan una mayor lealtad de los clientes gracias a estas opciones . La posibilidad de seguir visitando su pub o restaurante habitual, aunque esté en un período de abstinencia (por detox, embarazo, entrenamiento deportivo, etc.), hace que el público genere un vínculo de agradecimiento y confianza con el negocio. Esa fidelidad se traduce en repetición y recomendaciones, un activo invaluable a largo plazo.
Desde una perspectiva de imagen de marca, sumarse al movimiento “zero-proof” posiciona al local como innovador y responsable. Grandes compañías de bebidas ya han marcado este camino: gigantes como AB InBev, Diageo o Pernod Ricard han invertido millones en líneas sin alcohol, anticipando un cambio permanente en el consumo . AB InBev, por ejemplo, llegó a plantearse que para 2025 al menos 20% de su volumen global de cerveza provenga de versiones sin o bajas en alcohol , lo que muestra la relevancia que otorgan a este segmento. Asimismo, en ciudades vanguardistas más del 40% de los restaurantes ya ofrece menús específicos de coctelería sin alcohol , señal de que la industria en su conjunto ve necesario atender esta demanda. Un bar independiente que adopta temprano estas tendencias mejora su reputación: es visto como un lugar inclusivo, donde nadie se queda fuera de la experiencia, y como un negocio a la vanguardia de las preferencias del mercado. En términos estratégicos, esto robustece la posición competitiva del establecimiento. No solo atrae a nuevos públicos, sino que previene perder a los clientes existentes que cambian de hábito. En definitiva, ofrecer opciones sin alcohol comunica un mensaje poderoso: “Nos importan todos nuestros clientes y su experiencia”. Esa imagen positiva eleva el valor de la marca y crea un círculo virtuoso donde el buen posicionamiento impulsa más visitas y más ingresos a futuro.
En conclusión, las bebidas sin alcohol han pasado de ser una ocurrencia marginal a convertirse en un motor de crecimiento real para el canal HoReCa. Al sumar estas opciones, un restaurante o bar puede atraer nuevos perfiles de clientes, aumentar la frecuencia de visitas, elevar el ticket promedio de cada mesa y consolidar un posicionamiento de marca acorde a las tendencias actuales de consumo consciente. Los datos y casos actuales lo confirman: desde incrementos del 20% en ventas de bebidas hasta decenas de miles de dólares adicionales al año en ingresos por explotar este nicho. En un mercado cada vez más competitivo, adoptar un menú sin alcohol no es solo una decisión ética o de moda, sino un movimiento de negocio inteligente orientado a maximizar ingresos y construir lealtad a largo plazo. Las cifras respaldan que escuchar al cliente (sea este un joven sobrio-curioso, una madre embarazada, un atleta en preparación o simplemente alguien que desea moderar su consumo) tiene un retorno tangible. En la era de la coctelería sin alcohol y la “mindful drinking”, aquellos restaurantes y bares que se adapten estarán mejor posicionados para cosechar tanto los beneficios económicos inmediatos como la preferencia del público en el futuro